Almidonar, planchar, doblar
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2014-12
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Altmetric
Descripción
Aunque constantemente dirigía mi atención a la mujer, a lo femenino, tarde un tiempo en darme cuenta de que lo que me interesaba era el espacio cotidiano y familiar rodeado en su mayoría por mujeres. Un espacio que se convierte aquí en autobiográfico y personal, que se origina, a partir de una costumbre diaria conocida como almidonar, la cual consiste en aplicar una sustancia llamada almidón a las camisas, para luego planchar los cuellos y puños con el fin de mantenerlas acartonadas. Si bien, el tema, parte desde mi experiencia particular, surgen una serie de interrogantes que me hacen repensar en el significado del hogar; de la familia; de lo cotidiano. ¿De qué nos habla una acción repetitiva y diaria?, ¿Cómo dar cuenta de ello, si parte de una experiencia personal?, ¿Cómo un elemento rutinario, puede ser contenedor de significados y permitirnos reconocer parte de nuestra historia en él? Es así, como mi propuesta adquiere un sentido emocional, un elemento afectivo que intenta representar una acción doméstica que, más que una acción habitual, se ha transformado, para mí, en un elemento de comunicación, de vínculo. Es posible que esta práctica no se encuentre presente en la actualidad, además, ya no es funcional, no se hace necesaria. ¿Para qué almidonar? ¿ para qué planchar?, sin embargo, creo que mi intención es mostrar una labor doméstica que muchas personas ni siquiera saben que existió y, quizá, aún existe; y que lejos de ser una práctica realizada hace muchos años y recordada sólo por abuelas o por algunas de nuestras madres, revelaba, más que una acción doméstica, un conocimiento heredado, escondiendo detrás de la repetición y dedicación, un sentido de cercanía, de paciencia; una conexión emocional entre la labor diaria de una ama de casa y su familia. Por qué nuestra atención se dirige hacia estas cosas? Posiblemente, en principio, por un gusto exclusivamente estético. Sin embargo, me pregunto: ¿por qué en estas cosas y no en otras? Probablemente porque han hecho parte de nuestro entorno, y al ser repetitivas, no nos llegan de manera fortuita porque crecimos y habitamos con ellas y en ellas. Se convierten entonces en vínculos y vehículos que construyen nuestros universos y, que con el tiempo, aunque inconscientemente, han edificado una parte de lo que somos. Este trabajo tiene, pues, por objetivo manifestar cómo una acción doméstica nos habla de comportamientos; de maneras de pensar; de espacios y de elementos que se adaptan y que al mismo tiempo son poseedores de significados, y a mi modo de ver, se convierten, con el tiempo, en espacios de refugio, en territorios privados, íntimos, casi introspectivos que terminan como el único recurso de comunicación presentes en una acción cotidiana, como puede ser cocinar o planchar.
Resumen
Although I constantly directed my attention to the woman, to the feminine, it took me a while to realize that what interested me was the everyday and family space surrounded mostly by women. A space that becomes here autobiographical and personal, that originates, from a daily custom known as starch, which consists of applying a substance called starch to the shirts, then ironing the necks and cuffs in order to keep them stoned. Although, the subject, based on my particular experience, a series of questions arise that make me rethink the meaning of home; of the family; of the everyday. What does a repetitive and daily action tell us? How to account for it, if part of a personal experience? How can a routine element be a container of meanings and allow us to recognize part of our history in it? Thus, as my proposal acquires an emotional sense, an affective element that tries to represent a domestic action that, more than a habitual action, has become, for me, an element of communication, of bond. It is possible that this practice is not present today, in addition, it is no longer functional, it is not necessary. Why starch? Why iron? However, I believe that my intention is to show a domestic work that many people do not even know existed and, perhaps, still exists; and that far from being a practice carried out many years ago and remembered only by grandmothers or by some of our mothers, it revealed, more than a domestic action, an inherited knowledge, hiding behind the repetition and dedication, a sense of closeness, of patience ; an emotional connection between the daily work of a housewife and her family. Why does our attention turn to these things? Possibly, in principle, for an exclusively aesthetic taste. However, I wonder: why in these things and not in others? Probably because they have become part of our environment, and being repetitive, they do not come to us by chance because we grew up and lived with them and in them. They then become links and vehicles that build our universes and, that over time, although unconsciously, have built a part of who we are. This work is therefore intended to show how a domestic action tells us about behaviors; of ways of thinking; of spaces and elements that adapt and that at the same time are holders of meanings, and in my view, they become, in time, places of refuge, in private, intimate, almost introspective territories that end up as the only resource of communication present in a daily action, such as cooking or ironing.
Palabras clave
Hogar, Familia, Doméstico, Relatos