Ariza Valenzuela, Diana Jazmin2025-07-072025-07-072008http://hdl.handle.net/11349/96670Estar en una academia de arte es demasiado difícil, siempre lleno de máscaras, de paredes invisibles que separan un mundo de otro, de lo utópico e impredecible, de la cuerda del destino que en algún momento las diosas se atreverán a romper. Pero aunque todo es un caos, siempre hay una ventana abierta, dispuesta a iluminar en la oscuridad; sencillamente porque a mí no me interesan las relaciones personales, o como me fue en un parcial, a mí lo que me interesa es el arte, el arte hecho sabiduría, un arte que me deja expresar el mundo en el que vivo, la frustración, la confusión, la contrariedad y el simple hecho de ser yo. El arte en Colombia es una olla a presión que cuando estalla caen pedacitos de obras, de actores, de directores de dramaturgos; muchos se pegan a la pared y se deslizan fácilmente hasta el suelo, es decir, muchos, no se realizan como artistas; otros llegan hasta el techo pero su carne se va envejeciendo, es decir, muchos alcanzan grandes logros pero solo se quedan allí y no avanzan ni ayudan a otros, en cambio unos cuantos quedan en la olla y nuevamente el agua les da nueva vida; es decir, algunos siguen adelante, con poco presupuesto, con grandes obstáculos pero con mucho entusiasmo y la lucha se ve recompensada con salir al escenario y contar lo que revive, lo que se siente.Un viaje hacia Amores perrosMaestría de Artes Escénicas con Énfasis en Actuación -- Tesis y disertaciones académicasDanzaDanza modernaBailarines