Herrera Arias, JorgeMoreno, Marco2025-07-112025-07-112007http://hdl.handle.net/11349/98107Aun el niño, el ambiente que potenciaba mi imaginación era perfecto, esto se debía a los lugares donde residía que en general, eran solidad construcciones cuyas fachadas en ladrillo, ocultaban paredes atravesadas por firmes y ornamentadas rejas de hierro, que protegían grandes ventanales. Por lo menos, esa apariencia de una de las primeras casas donde viví. En su interior, sus paisajes develaban el paso del tiempo, sus pisos eran de madera crujían al pasar, sus estrechos y altos pasillo eran iluminados tenues luces amarilla, las cuales aparecían sombras bajo una leve capa de polvo aceitoso; sus escaleras contrastaban con la calidez de sus pisos al mostrarse duras y frías, entre tanto, sus paredes catalogaban en las mellas de sus esquinas las múltiples capas de pintura bajo las cuales reposaban. Los pasillos de la casa conducían a múltiples habitaciones las cuales no parecían pertenecer a una misma vivienda, podría decir, que cada una tenía su propia personalidad: algunas de ellas eran calidad y acogedoras, mientras tanto otras permanecían frías y sombrías. Era curiosos notar como estas últimas siempre estas estaban destinadas a albergar objetos aparentemente inútiles, que sin embargo, eran mis elementos de juego.IntersticiosMaestría en Artes Plásticas y Visuales -- Tesis y disertaciones académicasFotografía de la naturalezaFotografía artísticaImágenes fotográficas